Bebés en el barro, abortos espontáneos y madres sin leche:
Por qué Idomeni es la vergüenza de Europa
El 40% de los refugiados varados en esta aldea griega son niños, que sufren con las mayores penurias en este campo en suelo europeo.
Esa pequeña de 20 días es el ejemplo más extremo del sufrimiento de miles de niños que sobreviven estos días a la intemperie en el campo de Idomeni. El 40% de los 12.000 refugiados varados en esta aldea al norte de Grecia son niños. Al contrario de lo que solía pasar al inicio de este éxodo, cuando había más hombres que viajaban solos, ahora la mayoría de los que emprenden el viaje son familias o incluso madres solas con sus hijos que quieren reunirse con esposos que llegaron a Alemania hace unos meses. El 62% de quienes se encuentran en la llamada ruta de los Balcanes son mujeres y menores. Niños tan pequeños como Bayan. La semana pasada una mujer siria dio a luz en el hospital de Kilkis, a unos 50 kilómetros de aquí.
El único documento con el que viajan estos niños nacidos a las puertas de Europa es la partida de nacimiento que le otorga el ayuntamiento en el que sus madres han dado a luz. Con este papel se les vuelve a registrar de nuevo con el apellido de uno de sus progenitores cuando la familia llega a uno de los hotspots, los centros de identificación de los migrantes. Sin pasaporte (al contrario que, por ejemplo, Estados Unidos, Grecia no otorga el pasaporte a cualquier niño nacido aquí), hasta ahora esos niños seguían su camino por la llamada ruta de los Balcanes.
Infecciones y abortos espontáneos
Para los miles que están varados en la frontera norte de Grecia, por ahora seguir no es una opción. Niños como Bayan sobreviven entre el barro dejado por la fuerte lluvia de estos días.
Una mujer espera con su bebé cerca del paso fronterizo de Idomeni. Manu Brabo