Rodeada_por_el_cario_de_los_nis_en_Renascer._Maputo Moçambique – Maputo 2010

 

El viajar como voluntario al continente africano es una experiencia que te hace ver y comprender la existencia de otra forma de vida. Concretamente, en Moçambique, puedes descubrir la gran diferencia que existe entre su cultura y la nuestra: calor y color, son para mi sus principales ingredientes.

Bien al principio de poner tus pies sobre su tierra puedes sentir ambos ingredientes al mismo tiempo, color y calor: puedes ver que en medio de tanta gente negra estás tú con tu color blanco resplandeciente y, a la vez; empiezas a sentir en tu piel el segundo de los ingredientes, la temperatura, ese calor que hace comprensible la idea del eterno verano africano (aunque es cierto que llegada la época invernal la temperatura llega a ser realmente fría). Las altas temperaturas influyen en el modo de vida de la gente, eso creo, hace que camines más despacio y con ello se relenticen las actividades a desarrollar… El ritmo en África parece marcado por un «reloj con poca pila», va muy despacio en comparación al acelerado ritmo al que nos movemos en Europa. Las cosas ocurren sin prisa y ello implica altas dosis de paciencia, sobre todo al principio. El choque cultural en este sentido es bien alto… «¡qué lentitud!», pensaba al principio, pero al final me alegraba saber que existía un lugar en que la vida de las personas no estaba marcado por un programa, sino por el fluir de las circunstancias, «¡qué gustoso!». Parece no existir el estrés porque el hecho de «vivir el presente» hace que los planes de futuro, que tan acostumbrados estamos a hacer en Europa, no se realicen a tan largo plazo.

Nios_del_programa_de_Wona_Sanana._Maputo Las calles de Moçambique están teñidas por el color de la gente. Las calles están llenas de gente, hay niños por todas partes, en grupo, en pareja, acompañados por adultos, hay gente joven, ¡hay niños, hay mucha vida! !Y llena de color¡. Las vestimentas de la gente son muy coloridas. Abundan los estampados de flores, las ropas de colores llamativos y, lo mejor de todo: las sonrisas. ¡Qué hermosas son! Las sonrisas te llevan a sonidos de alegría, alegría que tamhién puede ser motivada por el «tum-tum» de los tambores. El sonido de la percusión retumba sobre tus huesos haciendo que la gente se mueva por la belleza de la danza africana. Unos saltitos de la danza «mondongo» y tu cuerpo no parará de moverse! Es una gran experiencia el dejarse llevar por los movimientos de danzas tan dinámicas y para las cuales has de enfrentarte al miedo de «atrevidos» movimientos!

Hay un abanico muy amplio de sentimientos que puedes vivenciar, desde los personales, hasta los culturales, históricos, laborales y un largo etcétera, pero ninguno de ellos pasará de largo a tu enriquecimiento como persona. Valoras aspectos que antes, posiblemente, no te habías detenido a pensar. En mi experiencia personal, uno de los más intensos sentimientos ha rondado el ámbito familiar. Al fin y al cabo, por muy lejos que te encuentres de los tuyos, sabes que de algún modo, están ahí, cerca de ti para darte su apoyo. Yo trataba de imaginarme a mis tías vestidas con las ropas de «kapulana» (los tejidos típicos que viste la gente y que tienen múltiples funciones, como la de sevir de porta-bebé, de falda, de apoyo para transportar cosas en la cabeza, etc…). es fascinate aquel mundo de colores!

Y en lo que se refiere al trabajo que nosotros vamos a desarrollar en estos países, se trata de una actividad para la que haces de todo sin pedir nada a cambio y no te importa si te van o no pagar porque el trabajo en sí es para ti la recompensa. Y la mejor forma de verse recompensado es a través de las sonrisas de los niños y niñas. Y, por supuesto, del buen trato que recibes de tus compañeros de trabajo.

Muchas gracias a los compañeros de las organizaciones mozambicanas de: Rede CAME, Wona Sanana, ANPPCAN, ADEMO, Renascer, MULEIDE, Linha Fala Criança; a los niñ@s y amig@s que allí he conocido. Y, por supuesto, muchas gracias a la UPV y a Haurralde por darme la oportunidad de vivir esta gran oportunidad.

Liliana Rodriguez Porto